Mostrando entradas con la etiqueta madrid historico. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta madrid historico. Mostrar todas las entradas

viernes, 20 de julio de 2018

HISTORIA DEL TRANSPORTE EN MADRID

Resultado de imagen de madrid siglo xix historia

Hasta finales del siglo XIX, en que Madrid comenzó a crecer más allá de sus murallas y se planteó su ensanche urbano, la ciudad quedaba recogida, casi asfixiada, en el interior de un recinto trazado en 1625 con la finalidad de controlar el acceso de personas y mercancías a la ciudad, con puertas de acceso o "portazgos" para el cobro de tributos.

A pesar del rápido crecimiento experimentado desde finales del XIX, la ciudad ha mantenido a través de los años los mismos ejes radiales de salida y acceso de su recinto amurallado, con tan sólo las modificaciones exigidas por la modernización de las carreteras y de los medios de transporte, que como en el caso del tranvía, hicieron de estos ejes sus principales arterias. Morfológicamente el plano de Madrid está muy influenciado por la red viaria radial y por la evolución de la red de transporte.

Los orígenes del transporte público

Por su parte, lo que sí ha evolucionado de manera radical en el último siglo y medio ha sido el concepto de transporte. El transporte público, tal y como lo conocemos ahora, tiene sus orígenes en los últimos años del siglo XVIII y principios del XIX. Sin embargo, en Madrid no se puede hablar de transporte público regular hasta la llegada del primer tranvía de tracción animal en 1871. Hasta entonces el único medio de transporte que existía era el llamado "ómnibus", una diligencia que por su elevado precio era exclusiva de la aristocracia y la alta burguesía. El crecimiento de la red de tranvías de tracción animal entre 1871 y 1905 supone la extensión de la ciudad por los principales ejes de comunicación, llegando incluso a núcleos de población alejados como Fuencarral, Carabanchel o Leganés. Con la extensión y densificación de la red de tranvías, la población de nivel modesto puede acceder a este modo de desplazamiento, potenciándose el desarrollo de un transporte colectivo económico.

El nacimiento de un servicio regular para el transporte de viajeros

El transporte regular de viajeros es un concepto que comienza a desarrollarse paulatinamente en España desde finales del siglo XVIII. El primer servicio público de coches, conocidos como "coches diligentes", comienza en 1792 y es contratado únicamente por las clases sociales más altas para sus desplazamientos por el interior de la Villa y Corte. Estos vehículos tenían sus paradas en el centro de la ciudad, en las plazas de la Cebada, Santo Domingo y en la Puerta del Sol.

El transporte urbano apareció en Madrid en abril de 1843 cuando una línea de ómnibus comenzó a prestar servicio entre Puerta de Toledo y la Glorieta de Bilbao. Esta línea era explotada por la Compañía de Diligencias Generales de España. El ómnibus era un carro de pasajeros cerrado y tirado por caballos o mulas y fue el antecedente de nuestros actuales autobuses. Sin embargo, los servicios de ómnibus, lejos de ser regulares, solo funcionaban en acontecimientos excepcionales como en las verbenas, corridas de toros o en las puertas de los teatros.

Las primeras líneas de transporte interurbano

Aunque existieron intentos anteriores, la aparición de líneas regulares para el transporte interurbano llega en las primeras décadas del siglo XIX de la mano de las compañías de diligencias, auténtica revolución previa a la llegada del ferrocarril. La Compañía de Caleseros de Madrid establece en 1825 una diligencia de tracción animal a Carabanchel a horas marcadas. Hacia 1840 había en Madrid una docena de empresas dedicadas a trayectos hacia las cercanías madrileñas y sus servicios eran muy concurridos. Se calcula que en 1848 estas empresas contaban con un número total aproximado de 250.000 viajeros anuales. Las diligencias, que partían en su mayoría de Sol e inmediaciones o, en el caso de la Sociedad de Diligencias Postas Generales, de la calle Alcalá 15, utilizaban los caminos marcados de salida de la ciudad, que al igual que en la actualidad se dirigían a las distintas regiones de España como el "Camino a Francia por Irún" o el "Camino Real de Aragón".

La llegada del tranvía

En 1871 se construyó e inauguró la primera línea de tranvía, que unía el barrio de Salamanca (calle de Serrano) con el barrio de Pozas (calle de la Princesa). Este primer tranvía era arrastrado por mulas, sistema de tracción también conocido como "tracción de sangre". Para muchos en este momento es cuando realmente nace el transporte público regular, ya que esta primera línea, así como las que poco a poco se pusieron en marcha con posterioridad, tenían paradas, horario y tarifas de obligado cumplimiento. El tranvía supone una autentica revolución en la ciudad cambiando los hábitos y costumbres de muchos vecinos. Durante más de treinta años el tranvía de tracción animal será el modo de transporte más utilizado en la ciudad, situación que cambia en 1900 con la llegada de las líneas de tracción eléctrica.

La llegada del ferrocarril a Madrid

El ferrocarril llegó a Madrid en 1851, cuando se crea la línea de ferrocarril entre el "embarcadero" de Atocha y el Palacio Real de Aranjuez. Los historiadores hablan de este itinerario como el segundo en ponerse en funcionamiento, solo por detrás del Barcelona-Mataró de 1848 pero en realidad el primer ferrocarril español se había inaugurado en Cuba en 1837. La línea Madrid-Aranjuez fue el primer tramo de las líneas que se dirigían a Levante y Andalucía, y con apenas cambios, éste es el mismo trazado de la actual línea C-3 de Cercanías que por aquel entonces, como ahora, tenía paradas en Villaverde, Pinto, Valdemoro y Ciempozuelos.

La estación de la Compañía de los Ferrocarriles del Norte (actual Príncipe Pío) se pone en servicio en 1861 y desde su edificio partían las líneas que fueron comunicando Madrid con Castilla, Galicia, Asturias, País Vasco y Francia. Dentro del ámbito de la Comunidad de Madrid este ferrocarril articuló las comunicaciones desde la capital a numerosas localidades de la Sierra de Guadarrama lo que potenció su función como área de esparcimiento y recreo estival. La nueva línea férrea paraba en municipios como Pozuelo, Las Rozas, Torrelodones y Villalba. No podía faltar una estación en El Escorial, lugar una vez más vinculado a la realeza y que gracias al ferrocarril pasó a ser una importante localidad de veraneo.

La evolución del ferrocarril: las Cercanías

A las estaciones de Atocha y Príncipe Pío se unió la estación de Delicias inaugurada en 1880 como terminal de las líneas de Portugal y Extremadura y que es la actual sede del Museo del Ferrocarril. Las tres estaciones históricas de ferrocarril junto con Chamartín (1969) se han convertido en nuevos referentes urbanos no solo como estaciones de tren sino también como intercambiadores de transporte puerta de entrada diaria a la ciudad para miles de viajeros.

A la vez que la red ferroviaria convencional de largo recorrido, varios ferrocarriles de via estrecha y de carácter regional van a conectar Madrid con diversas comarcas rurales. Las líneas más conocidas serán el llamado "Ferrocarril del Tajuña", que partía de la estación del Niño Jesús y conectaba con Arganda, Chinchón y Morata de Tajuña y el ferrocarril Madrid-Almorox que tenía origen en la estación de Goya ubicada muy cerca del puente de Segovia y que tenía estaciones en Alcorcón, Mostoles y Navalcarnero. Una tercera línea de vía estrecha menos conocida conectó Fuencarral y Colmenar Viejo.

En la segunda mitad del siglo XX las principales estaciones ferroviarias de Madrid irán integrando otros servicios de transporte conectando con Metro, tranvías, autobuses y a partir de 1987 con las líneas de Cercanías, servicio que se diseña en este momento con una imagen corporativa y una red adaptada a las nuevas necesidades de la ciudad y de su área metropolitana. En la actualidad muchas de estas estaciones ferroviarias, así como otras mas modernas, se han convertido en intercambiadores, que a la oferta de transporte añaden otra serie de servicios culturales y comerciales muy demandados por los ciudadanos.

Auge del tranvía y aparición del Metro

En paralelo a la expansión del ferrocarril también asistimos al desarrollo de la red de tranvías en Madrid que, en el primer cuarto del siglo XX, llegó a ser el modo de transporte más utilizado en la ciudad. El tranvía, primero a mulas y más tarde a vapor y eléctrico, dio servicio no solo al centro urbano sino también a los núcleos de población más próximos de la capital, como Vallecas, Carabanchel o Fuencarral y también sirvió como apoyo de proyectos urbanísticos innovadores como la Ciudad Lineal de Arturo Soria.

El 17 de octubre de 1919 el rey Alfonso XIII inaugura la primera línea de Metro, un pequeño tramo de la actual línea 1 entre Cuatro Caminos y Sol. El crecimiento del "Metropolitano Alfonso XIII" prosiguió de manera continuada, llegando a contar con dos líneas al final de la década de los años veinte, la línea 1 (Tetuán-Puente de Vallecas), la línea 2 (Cuatro Caminos-Ventas) y el Ramal entre Isabel II (actual Ópera) y Norte (actual Príncipe Pío). Los 2,6 millones de desplazamientos en metro de 1919 se convirtieron en 90 millones en 1930. El Metro tuvo una enorme aceptación entre los madrileños y a largo plazo el claro perdedor sería el tranvía que terminará por desaparecer a comienzo de la década de los setenta del siglo XX, para dejar paso al automóvil.

Primeros intentos para implantar líneas de autobuses

Los primeros intentos de implantación de una red de autobuses urbanos tiene lugar en 1922 mediante la constitución de la llamada Sociedad General de Autobuses que adquiere 50 autobuses fabricados en Inglaterra y que en 1927 dejan de prestar servicio debido a las elevadas tarifas y a la escasa aceptación de los madrileños. Sin embargo, en 1929 existen sesenta y tres líneas radiales de autobuses interurbanos, más quince de enlace entre provincias. La red de autobuses interurbanos se desarrolló en aquellas localidades donde no llegaba el ferrocarril y donde había fuerte demanda por parte de la población.

El Ayuntamiento de Madrid impulsará de nuevo el servicio de autobuses mediante un acuerdo con la Sociedad Madrileña de Tranvías (SMT) que dio lugar en 1933 a la implantación de una moderna red, que llegó a contar con 9 líneas y 43 vehículos, muchos de ellos de dos pisos. Las primeras líneas cubrían los trayectos Atocha-Estación del Norte, Cibeles-Moncloa y Moncloa-Ciudad Universitaria.

Con gran visión de futuro se plantea la mejora de los enlaces ferroviarios como solución a la movilidad metropolitana con la creación de un gran eje ferroviario que conectara Atocha, al sur, con una futura estación al norte (Chamartín). Esta nueva línea tendría dos estaciones subterráneas intermedias, en Recoletos y Nuevos Ministerios, donde se centralizarían gran parte de los edificios de la administración pública.

La guerra civil y la posterior crisis económica ralentizó todos estos planes urbanísticos. Será en 1946 cuando el plan de ordenación urbana de Pedro Bidagor retome esta idea de eje norte-sur acompañándolo en superficie de una gran avenida como espina dorsal de un nuevo Madrid, el Paseo de la Castellana. En fecha muy tardía (1967) se abre el nuevo túnel ferroviario y las estaciones de Nuevos Ministerios, Recoletos, y un apeadero subterráneo (hoy desaparecido) junto a la estación de Atocha.

La construcción de los nuevos accesos a la ciudad

Los ejes radiales de acceso a Madrid, que se habían mantenido inamovibles a lo largo de los siglos, se modifican de manera significativa con la construcción, en los años cincuenta del siglo XX, de nuevos accesos por carretera, muchos de ellos como grandes avenidas o autovías paralelas a los accesos históricos como la Avenida de Portugal, paralela al Paseo de Extremadura o la "carretera de Valencia" trazada como alternativa a la Avenida de la Albufera. Con posterioridad, estos nuevos accesos, quedan unidos entre sí, con la construcción en los años setenta de la llamada "Avenida de la Paz" (actual M-30) una autovía que es trazada siguiendo las vaguadas semivacías de los cauces del arroyo Abroñigal y el río Manzanares. No será hasta los años ochenta del siglo XX cuando se complete este anillo de circunvalación con la apertura del tramo correspondiente a la Avenida de la Ilustración.

El auge de la Empresa Municipal de Transportes

Desaparecida la última línea de tranvía en 1972, la Empresa Municipal de Transportes (EMT), creada en 1947, centró sus esfuerzos en dotar a Madrid de una densa red de autobuses. En paralelo al desmantelamiento del tranvía aparecen los primeros "carriles bus" así como los autobuses articulados de gran capacidad. En 1974 se inició el servicio del "Circuito Nocturno", conocido popularmente como "Búho". En 1975 los microbuses, hasta entonces en manos privadas, se incorporaron a la EMT, al igual que las líneas "periféricas", cuyo proceso de absorción culminó en 1980. Otra gran novedad fue la introducción en 1979 del popular Bonobús así como la desaparición del "cobrador" quedando el conductor como agente único a bordo. La época del "agente único" coincide además con la adopción por parte de la EMT del color rojo para sus autobuses. Esta decoración se ha vuelto a cambiar por azul a partir de 2006.

La construcción de los nuevos accesos a la ciudad

Los ejes radiales de acceso a Madrid, que se habían mantenido inamovibles a lo largo de los siglos, se modifican de manera significativa con la construcción, en los años cincuenta del siglo XX, de nuevos accesos por carretera, muchos de ellos como grandes avenidas o autovías paralelas a los accesos históricos como la Avenida de Portugal, paralela al Paseo de Extremadura o la "carretera de Valencia" trazada como alternativa a la Avenida de la Albufera. Con posterioridad, estos nuevos accesos, quedan unidos entre sí, con la construcción en los años setenta de la llamada "Avenida de la Paz" (actual M-30) una autovía que es trazada siguiendo las vaguadas semivacías de los cauces del arroyo Abroñigal y el río Manzanares. No será hasta los años ochenta del siglo XX cuando se complete este anillo de circunvalación con la apertura del tramo correspondiente a la Avenida de la Ilustración.

El auge de la Empresa Municipal de Transportes

Desaparecida la última línea de tranvía en 1972, la Empresa Municipal de Transportes (EMT), creada en 1947, centró sus esfuerzos en dotar a Madrid de una densa red de autobuses. En paralelo al desmantelamiento del tranvía aparecen los primeros "carriles bus" así como los autobuses articulados de gran capacidad. En 1974 se inició el servicio del "Circuito Nocturno", conocido popularmente como "Búho". En 1975 los microbuses, hasta entonces en manos privadas, se incorporaron a la EMT, al igual que las líneas "periféricas", cuyo proceso de absorción culminó en 1980. Otra gran novedad fue la introducción en 1979 del popular Bonobús así como la desaparición del "cobrador" quedando el conductor como agente único a bordo. La época del "agente único" coincide además con la adopción por parte de la EMT del color rojo para sus autobuses. Esta decoración se ha vuelto a cambiar por azul a partir de 2006.

El nacimiento del Consorcio Regional de Transportes de Madrid

El período transcurrido entre 1985 y el presente ha supuesto un cambio notable en la mejora del sistema de transportes. El acuerdo de todas las administraciones implicadas: Gobierno de la Comunidad de Madrid, municipios de la Comunidad de Madrid y Gobierno de España dejaron en manos del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM), la planificación y gestión del transporte en Madrid. Metro, autobuses de la EMT, autobuses interurbanos, la red de Cercanías, y desde 2007, el Metro Ligero, son modos de transporte complementarios y coordinados bajo una autoridad común. Si a esto le unimos un ambicioso programa de inversiones en infraestructuras y en mejora de vehículos e instalaciones, habremos dado con la fórmula mágica del éxito del transporte en Madrid.

Por gentileza de:

Club de amigos del transporte público

________________________________________________________________________________

Espacio patrocinado por:


trubio@hunocosmetics.com
www.philipmartins.es
_____________________________



viernes, 13 de abril de 2018

El histórico Gran Hotel Inglés del Barrio de las Letras reabrirá este mes


                                Así ha quedado el hotel y el bar del hotel tras la reforma / Gran Hotel Inglés

Es el hotel más antiguo de Madrid y se encuentra en el Barrio de las Letras. El majestuoso Gran Hotel Inglés se inauguró por primera vez en 1886. Ahora, después de más de cinco años cerrado para su remodelación, vuelve a abrir sus puertas como un cinco estrellas, de la mano de Hidden Away Hotels. Se ofrece como un hotel-boutique con 48 habitaciones, además de una oferta gastronómica con el restaurante Lobo 8. Tras la reforma, el aspecto del hotel luce la esencia de los años 20 mezclada con las últimas tendencias.
El establecimiento es el segundo de la compañía mallorquina, que se dedica al rescate de hoteles históricos de lujo y volverlas a poner en valor. El primero fue el Posada Terra Santa de Mallorca. En este segundo hotel la restauración ha ido a cargo del estudio de arquitectura e interiorismo estadounidense Rockwell Group, quienes se inspiraron en el art decó de los años 20, aunque no han dejado de lado otros guiños contemporáneos.
El hotel, ubicado en el número 8 de la calle Echegaray, se encuentra en un enclave céntrico, cercano a la Puerta del Sol y el Congreso de los Diputados. Con esta apertura, los actuales propietarios quieren recuperar el esplendor que vivió un día el hotel. “La compra de este edificio ha  sido de lo más difícil que hemos hecho. Varios propietarios, problemas familiares y uno de los edificios okupados cuando lo compramos. Pero al final lo conseguimos”, explica Carmen Cordón, copropietaria del establecimiento.
El hotel dispone de dos comedores privados, una biblioteca llamada Salón de las Letras, un gran gimnasio, una zona ‘wellness’, 48 habitaciones y suites. Estas últimas se han rediseñado espaciosas y algunas de ellas cuentan con una terraza privada o jacuzzi exterior. Entre las suites de lujo una dispone de 125 m2, dos dormitorios, zonas de estar, comedor privado, dos bañeras estilo años 20, entre otros detalles. “Es la suite de lujo más grande del centro histórico de Madrid”, añade Cordón.
El restaurante, por su parte, se ha bautizado como el nombre que antes tenía la calle Echegaray, Lobo, y cuenta con una zona de coctelería que recuerda a esa época que rezuma todo el local tras la reforma. El chef responsable será Willy Moya y dispondrán de una carta tradicional española, además de cocina de vanguardia.
Los propietarios han avanzado que el hotel ya cuenta con reservas formalizadas para mediados de este mes, justo cuando esperan poder inaugurarlo.

miércoles, 31 de mayo de 2017

DE COMPRAS POR EL CENTRO DE MADRID


Resultat d'imatges de EL CENTRO DE MADRID

El centro de Madrid es punto de visita obligado de los visitantes de la Villa y Corte.

En el centro se pueden encontrar las cosas, los comercios, los personajes, en definitiva las gentes más dispares.

Su arquitectuira guarda autenticas reliquias, sus calles fueron escenario de sucesivas revueltas históricas y sus comercios muestran aún algunos de ellos el letrero de "Proveedores de la Casa Real".


Aún estan dispuestos a pesar del tiempo transcurrido a bregar un día más contra la competencia del super, hiper, self y otros prefijos multinacionales. Han abierto sus puertas durante 80, 100 , algunos hasta 200 años en guerras y revoluciones, faltando tan sólo los domingos y fiestas de guardar, y hoy, en lugar de los descuentos que otros prometen ofrecen junto a la pastilla de jabón o los pastelillos, la historia de un Madrid que antes de ser capital de estado autonómico fue Corte.

Desde el Palacio de Oriente hasta el Congreso de los Diputados pasando por la Plaza Mayor, La Puerta del Sol y las novelas de Don Benito Pérez Galdós, una sarta de calles comerciales engarzan puerta con puerta, casi sin respiro, una serie de tiendas añejas; muchas de ellas forman parte de aquellas setenta que en tiempos de Alfonso XII obstentaban el titulo de proveedores de la Real Casa. Son supervivientes de una época en que la importancia económica de Madrid se medía por el volumen comercial que movía la capital del Reino fachadas, rótulos y estantes son los mismos, pero los productos y el pùblico, han cambiado.

Resultat d'imatges de lhardy madrid

No hace falta ser duque ni potentado, para tomar un caldito que al señor Lhardy, francés, se le ocurrió dar en la parte baja de su restaurante cuando abrió éste en 1839. Decir que por este establecimiento han pasado todas las personalidades cde la politica y del arte que desde entonces han sido, es, sencillamente quedarse corto.

Desde las profundidades de los espejos, las contertulias de otros tiempos parecen mirar con estupor las prisas de los consumidores de hoy.

Las bullangueras y mercerías de la calle Ponjejo en nada recuerdan a aquellos establecimientos, donde infantas y reinas comprtaban cintas y encajes.

Resultado de imagen de el angel de la calle espartero de madrid

El Angel de la calle Espartero nº 3, contempló las visitas de la Regenta Maria Crsitina y de la Infanta Isabel, la Chata, que venian en persona a buscar lanas para labores, y hay quien dice que los que en otras fechas orgullosos palacios, hoy oficinas o academias de estudio, se mantienen gracias a las mercerias de sus bajos. Si algún dia cierran sus puertas, estos edificios podrían caer bajo la piqueta.

Los relucientes guardias de Palacio, de botas bruñidas y cascos emplumados no necesitaban alejarse mucho para vestirse y calzarse. Frente a las tiendas de paño de la Plaza Mayor se reunían tal cantidad de militares y civiles que José Bonaparte mandó cerrar alguno de aquellos establecimientos por temor a los gérmenes de la conspiración y el disturbio.

Las cruces doradas de esmaltes multicolores, las espuelas brillantes y las gorras de muchas estrellas, llamaban todavia la atención desde los escaparates de la calle Mayor, a los soldaditos de permiso domicical.

La caida del sombrero asestó golpes de muerte a unas tiendas, en otros tiempos imprescindibles, pero algunas resisten el embate de las nuevas modas.

Resultat d'imatges de sombreros la favorita madrid

Entrar en LA FAVORITA es perder la noción del tiempo y esperar que surgan de sus sombrereras un ros o una chistera.

Resultat d'imatges de la posada del peine

Frente por frente a la POSADA DEL PEINE que tan nombrada parece no haber existido nunca, se ocupan casi todas las tiendas de hábitos que aún existen en la Diócesis y que hacen de la calle Postas la más frecuentadas por monjes, frailes y devotos agradecidos.

Igualados ante el aire cortante de Madrid "que no apaga una vela pero mata a un hombre" religiosos y laicos han usado las prendas de lanas que antaño se vendían en esta calle.

Resultat d'imatges de tienda santa rufina madrid

Los cristos agonizantes y las Virgenes mórbidas, hay que ir a buscarlos un poco más lejos, a la calle de la Paz, en uno de cuyos recodos se esconde la increible fachada de SANTARRUFINA.

Al amparo de las iglesias de mayor devoción popular se venden todavía cirios y velas hechas a mano con paciencia monástica. En el Altar de la Virgen de Atocha se han quemado toneladas de cera fabricadas desde 1760.  Hubo un tiempo en el que las velas eran un bien necesario en cualquier hogar para alumbrar en la oscuridad. A finales del siglo XIX surgieron en la capital española varias cererías, casi siempre próximas a las iglesias ya que por aquel entonces el mundo eclesiástico eran muy buen cliente. 

La cerería Ortiz está situada en la calle de La Paloma

En 1887 Eusebio Ortiz Román fundó una cerería en la zona de Atocha, próxima a la capilla del antiguo hospital de San Carlos. 

En el siglo XIX, los veleidosos madriñeños inclinaron sus devociones hacia La Paloma y junto a su templo compraban los cirios y votos prometidos. Y San Isidro se ha abastecido durante más de 100 años con las velas de la vecina cerería de la calle Toledo. La calle Toledo es el refugio de tiendas tradicionales e insólitas que no tengo muy claro que los madrileños sepamos valorar, pero que resisten el paso de los años y de las crisis. Una de estas joyas del antiguo comercio es la CERERÍA ORTEGA un lugar en el que puedes encontrar cualquier producto relacionado con la cera y, por supuesto, con las velas.


No es fácil encontrar quien se atreva a tocarse con mantillas o mantón de Manila ni para ir a los toros, pero hoy como siempre, las flamencas acuden al mostrador de GIL, Sucesor de Antolín Quevedo, en la Carrera de San Jerónimo, 2. No solo ellas, los travestis tambien se apuntan a los mantones que no son de Manila sino de Canton y llevan el letrero de "hecho en la Republica Popular China"

En el arranque de la Carrera de San Jerónimo, zona de paso y venta en los siglos XIX y XX y en nuestro actual XXl, se encuentra este local dedicado a la venta de telas desde sus orígenes, y evolucionando con el tiempo a otros productos como abanicos, mantones de Manila, mantones españoles, mantillas artesanas, trajes de sevillanas, monteras, etc. El comercio, de tradición familiar, se conserva como el primer día salvo arreglos de suelo y escaparate.

El torero del cuple, muy bien pudo haber comprado el relicario en alguna tienda del centro, en la que nada parace haber cambiano en ellas, ya que hasta los broches y pendientes mantienen el diseño isabelino.


Foto de Corsetería La Latina - Madrid, España

Otra cosa son las toquilla de lana, calentitas que todo lo tapan, sirvieron a las cigarreras y hoy cubren los hombros de la viejecitas que en otro dia fueron mujeres de tronío. Mujeres de cadera y pechos generosos, como las clientes de corseteria LA LATINA  en la calle Toledo nº 49. Son impactantes las dimensiones de algunos de los sujetadores que tienen en el escaparate de este comercio. Alguien ha visto un sujetador del tamaño de las alforjas de un borrico? Para llamar la atención o no, en el escaparate de esta tienda puedes encontrarlo.


Resultat d'imatges de bazar medico ortopedia calle carretas

Muy cerca de aquí en la vecina calle de Carretas, hay una libreria especializada en libros cientificos y desde hace 155 años fue albergue de tertulias de famosos médicos. Nicolas Moya fue el editor de las obras de Ramón y Cajal y el depositario de los manuscritos, hasta que alguna cruda noche de invierno de la guerra civil, unos refugiados utilizaron para hacer fuego los cuadernos cubiertos con la abigarrada letra del premio Nobel.

Quizás al amparo de la especialización médica de Moya, surgieron las ortopedias que hacen de la calle Carretas el muestrario más completo de ojos, brazos postizos, bragueros y mil artilugios misteriosos cuya utilidad a menudo el viandante no acierta a descubrir.

Lo dijo Gómez de La Serna: “En la calle Carretas están los sustitutivos de todo lo que se estropea o rompe en el cuerpo humano”


En Carretas, había siete ortopedias y hoy sólo nos queda la de Benito Galeán, instaurada en 1903, con sus dos locales de bellísimas portadas en madera, una de ellas procedente de un antiguo ultramarinos. Las ortopedias tradicionales están desapareciendo de nuestras calles desde que a las farmacias se les permitió vender el mismo género que expendían ellas.


"Agua, azucarillo, aguardiente" Nos es extraño que mucho de ustedes queridos lectores, no sepan que azucarillos voceaba el vendedor zarzualero, hoy tan solo se siguen haciendo en la PASTELERIA EL RIOJANO en la calle Mayor nº 10  fundada en 1855. Limón en invierno, fresa y cafe en verano, espera dentro de las vitrinas convertirde en refrescos. En esta pasteleria todo evoca el servicio de las "reales mesas", desde las "pastas del Consejo", asi llamadas porque se servían en las reuniones del Consejo de Regencia durante la minoría de Alfonso XIII, hasta esas apoteosis del dulce llamado "imperiales".

Imatge relacionada

Reyes, nobles, burgueses y algún pobre de no mucha solemnidad han comprado los turrones de Navidad a cinco generaciones de HIJOS SUCESORES DE LUIS MIRA , desde que el tatarabuelo dejara la venta ambulante de sus turrones alicantinos para establecerse en la Carrera de San Jerónimo nº 30.

Pero no todo son tiendas donde comprar, en el Mercado de San Miguel que sustituyó a puestos más precarios instalados en plena calle, se han abastecido madrilenos de toda condición y las carnicerías vendieron en tiempos mas huesos para cocido que tiernos filetes. Y en los ultramarinos, casi siempre con dos puertas a la calle y un reloj en la pared se han cortado toneladas de bacalao que sabias recetas convertirían en suculentos platos.

La Plaza Mayor cobija en sus soportales los bazares donde los Reyes Magos compraron mas de cien años tambores y caballitos de cartón.

Pero incluso las tiendas populares, aquellas que tan sólo han servido al pueblo llano, incorporan en su decoración la nobleza de unos materiales trabajados artesanalmente; el marmol de panaderias y lecherias, el cristal pintado, la madera de colores alegres, los azulejos, materiales difíciles de conservar y aún más dificiles de reponer.

Por esta razón y porque las familias no siempre continuan el oficio, cada vez son menos las tiendas antigüas del centro de Madrid.

Cada paseo nos sorprende con un nuevo cierre, los niños de hoy dias no podrán pegar sus caritas al cristal de las pollerias de la calle Mayor.

Que los cierres no caigan definitivamente, que se vuelvan a levantar cada mañana como hace 80, 100, 200 años.


Pedro Rubio Domínguez
__________________________________________________