Detrás de la oleada de turbulencias en los
mercados financieros de los últimos días, se esconde la preocupación de un
problema que los políticos creían ya vencido: el espectro de la deflación.
|
La caída general de los precios al consumidor
generó gran preocupación tras la crisis financiera de 2008, ya que
convocó a los recuerdos de profundas y persistentes recesiones
como la Gran Depresión y las dos décadas de crecimiento perdido en Japón.
Desde entonces, los bancos centrales de todo el mundo han utilizado
distintas políticas monetarias para poner dinero fácil en las economías con
el fin de combatir sus efectos.
Aparecen ahora nuevas señales de
un lento crecimiento económico mundial: caen los precios
de las materias primas, ceden los mercados de valores y disminuyen los
rendimientos de los bonos, sugiriendo que el riesgo de deflación no ha
desaparecido, sobre todo a los ojos de los inversores. Estas amenazas
emergentes aparecen cuando la Reserva Federal de
Estados Unidos lleva camino de poner fin este mes a su programa de
compra de bonos, que ha sido una de las herramientas principales
en su lucha contra la caída de los precios.
La preocupación por la deflación es
particularmente pronunciada en Europa y Japón, dos economías en las que sus
políticos tratan de encontrar soluciones y contrarrestar el lento
crecimiento económico de sus economías.
La reciente disminución de los precios
de las materias primas sugiere que la presión a la baja sobre la inflación,
si bien no afecta a todas, podría convertirse en un fenómeno de mayor alcance.
Las preocupaciones de los inversores sobre la
economía global parece que cobraron fuerza el miércoles pasado,
cuando las bolsas europeas cayeron fuertemente, el índice Stoxx
Europe 600 cayó un 3,2% a su nivel más bajo desde el pasado mes de diciembre.
El Ibex 35 se situó ayer 9.700 puntos y en lo que va de Octubre ha perdido el
10,7& .Las acciones estadounidenses recortaban las fuertes pérdidas, pero
aún así terminaron bajando por quinto día consecutivo; después de
caer más de 450 puntos en un momento dado, el Dow Jones Industrial Average
cayó 173,45 puntos, el 1,1%, hasta 16.141,74.
Mientras tanto, los rendimientos de los
bonos a 10 años del Tesoro estadounidense cayeron al 2,091%, su
nivel más bajo desde junio de 2013, y han bajado casi un punto porcentual
desde el inicio del año. Los rendimientos de los bonos cayeron a nuevos
mínimos en Alemania, también. Los precios del crudo cayeron aún más; Los
futuros de crudo en la Bolsa Mercantil de Nueva York cayeron a 81,78 dólares
el barril, su nivel más bajo desde junio de 2012.
Las preocupaciones de deflación son
particularmente agudos en Europa, donde la inflación anual en las 18 naciones
de la zona euro fue del 0,3% el mes pasado, un mínimo de cinco
años que está muy por debajo del objetivo de poco menos del 2% del Banco
Central Europeo.
El riesgo de deflación en Europa es "una
preocupación real", según el profesor de la Universidad de Harvard y ex
gobernador de la Reserva Federal Jeremy Stein, quien dijo en una
entrevista. "La receta adecuada consiste en ser agresivos."
El presidente del BCE, Mario Draghi, actuó contra
los riesgos de deflación en junio y septiembre, y el BCE recortó
los tipos de interés a mínimos históricos, incluyendo un tipo negativo
para los depósitos que los bancos tienen en la entidad, con nuevos
planes de préstamos y compra de activos.
Sin embargo hay poco consenso en la
zona euro en lo referente a las medidas de estímulo monetario, es decir,
sobre las compras masivas de bonos de los gobiernos, que la
Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón han desplegado.
El presidente del banco central alemán, Jens
Weidmann, ha señalado su oposición a tal compra de bonos, y otros miembros
del consejo de gobierno del BCE parecen simpatizar con su argumento de que
con unos intereses tan bajos para los bonos de los gobiernos y para los
corporativos, la medida no puede hacer mucho más.
Las economías en dificultades, como Francia e
Italia, se enfrentan a una decisión difícil: Adoptar medidas
adicionales de austeridad para reducir el tamaño de sus déficits
presupuestarios infligiendo más dolor a sus economías, o intentar hacer eludir las
normas presupuestarias de la UE que piden un bajo déficit, lo que podría
dañar su credibilidad en Europa.
La mayoría de las personas reconocen ahora que la
capacidad de los bancos centrales para hacer frente a los males que aquejan a
la economía global es más débil de lo que creían.
|
________________________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario